LOS ORÍGENES DE LA IMPRENTA EN ANTEQUERA
La aparición de los tipos móviles, ideados por Johann Gutenberg, supone uno de los mayores logros del hombre, dando pie al proceso de industrialización del libro y con ello a la popularización de la cultura y a la disposición de un medio eficaz y barato de difusión de las ideas y de la información en general.
El desarrollo de la imprenta, sin embargo, tendrá que ir aparejado además de dos elementos fundamentales, sin los cuáles los tipos móviles tan sólo hubieran sido una mera anécdota curiosa: por un lado, tenemos el desarrollo y mejora de la calidad de la producción del papel, esto fue algo fundamental; por otro lado, y con la misma importancia, durante el renacimiento se produce el auge de una clase media próspera e ilustrada que aumentó de manera muy significativa la demanda de materiales escritos.
Por último, hablaremos de un tercer elemento que podemos considerar muy importante y decisivo para el avance de la imprenta: el proceso que enfrenta a Europa a lo largo de la Edad Moderna, la Reforma protestante y posterior Contrarreforma católica. Estos procesos llegaron a depender en gran medida de la prensa y del flujo continuo de impresos, como medio de difusión de las ideas y de los principios dogmáticos.
El primer libro impreso en España se compone en Segovia en 1472, por el taller de Juan Parix. Se trata del Sinodal de Aguilafuente. No obstante, los estudios sobre la introducción de la imprenta en España han sido y son motivo de polémica y de contradictorias investigaciones.
Durante el siglo XV, se instalarán talleres de impresión en Valencia, Barcelona, Sevilla y Lérida, además del ya indicado en Segovia. El gran momento de expansión de la imprenta en España, sucederá a lo largo del siglo XVI, instalándose talleres lentamente en las principales ciudades. Así tenemos que el primer impresor instalado en Madrid fue el librero Alonso Gómez en 1566.
En cuanto Antequera, la implantación de la primera imprenta es un tema nada claro; los pocos investigadores que han tratado de adentrarse en los orígenes de los impresores que trabajaban en nuestra ciudad encuentran dificultades a la hora de determinar el momento de inicio de la actividad. Recordemos en este sentido los trabajos de Andrés Llordén, José Muñoz Burgos, Francisco Leiva o Rodríguez Marín, en los que prácticamente todos coinciden en establecer el año de 1570 como fecha de apertura del primer taller impresor en nuestra ciudad. Este taller estaba dirigido por Andrés Lobato, y se dice que de él salió el libro conocido popularmente como El caballero cristiano, del que hasta ahora no se ha podido localizar ningún ejemplar de esa edición, sí de la realizada en 1577.
A este respecto, debemos puntualizar que de este impresor, Andrés Lobato, tan sólo tenemos la certeza de su estancia en Antequera a partir de 1575, fecha en la que contrae matrimonio en nuestra ciudad, el resto son especulaciones. Sin embargo, sí existe prueba documental de la estancia en Antequera en 1570 de otro impresor, Antonio de Lebrija, nieto del humanista Elio Antonio de Lebrija. Ello lógicamente no presupone que tuviera un taller, ni se puede deducir del documento en cuestión, aunque posteriormente sí mantiene un importante taller en nuestra ciudad.
De una manera o de otra, sí podemos afirmar que en el último cuarto del siglo XVI ya funcionan en nuestra ciudad al menos tres talleres de impresión: el de Andrés Lobato, el de Antonio de Lebrija, con todas las implicaciones que ello conlleva y un tercero activo ya en 1574 a cargo de Francisco Garzón, un interesante personaje prácticamente hasta ahora desconocido.
Sin duda, el extraordinario desarrollo de la Real Colegiata de Antequera y el marco cultural desplegado desde este foco pudo ser uno de los alicientes determinantes de este hecho. A ello habría que sumar los beneficios fiscales de que gozaba la ciudad, lo que facilitaba las transacciones económicas. En este sentido, existen contratos de los talleres de los Lebrija, realmente abrumadores por el número de ejemplares de la gramática o del diccionario que se llegan a editar.
La nómina de impresores que instalan su taller en Antequera es significativa en el siglo XVI, a parte de los ya mencionados anteriormente: Andrés Lobato, Antonio de Lebrija y el hijo y sucesor de éste en la explotación del privilegio de impresión de la Gramática, Agustín Antonio de Lebrija. En el siglo XVII imprimirán en nuestra ciudad, igualmente, importantes profesionales como Claudio Bolán, Manuel Botello de Paiva, Vicente Álvarez de Mariz o Juan Bautista Moreira.
Hasta ahora, tenemos pocos datos concretos de la actividad de estos impresores. Sabemos, por ejemplo, que Manuel Botello de Paiva trabajaba en Montilla y en Osuna, además de mantener el taller de nuestra ciudad; que contrajo matrimonio con María Núñez de Aguilar y que falleció en Antequera en 1635. Tenemos constancia de que en nuestra ciudad llegó a imprimir dos obras de “Sumaria relación de los protomártires de la Iglesia del Japón” en 1628 y una obra de Francisco Acosta en 1631.
En cuanto a Juan Bautista Moreira, podemos adelantar que nace en Granada y fallece en 1643 en nuestra ciudad, no contrae matrimonio ni deja descendientes y en su testamento nombra como única heredera a su madre Dª Catalina Luisa Freiles, casada en segundas nupcias con, el también impresor granadino, Vicente Albis. En cuanto a sus obras, conocemos el texto de Juan Antonio Campos Discursusmedicus super cognoscendissignis en 1637 y una obra de Tomás de Castro y Águila “Por la majestad católica discurso legal en defensa del derecho y sucesión del Reino de Portugal” en 1641, además de numerosos impresos oficiales.
Posteriormente, a lo largo de los siglos XVIII a XX, la actividad impresora en Antequera seguirá teniendo un importante papel y a ella podemos relacionar el nombre de destacados profesionales como Agustín de Doblas, su hijo Pedro de Doblas, Antonio de Gálvez y Padilla, Francisco de Gálvez y Palacios, Agustín Gallardo, los Hermanos Herrero, Salvador González, Ortiz Tallante, Manuel Pérez de la Manga, etc. Sin olvidar las imprentas, con continuidad a lo largo del siglo pasado, de San Nicolás de Bari, El Siglo XX, el Progreso o Gráficas San Rafael.Con este trabajo, tan sólo queremos adelantar lo que en breve será un estudio pormenorizado de la historia, evolución e impresores y libreros en Antequera entre los siglos XVI y XX.